domingo, 21 de diciembre de 2014

Yo he volado, con perdón.

Una racha de viento nos visitó y al árbol ni una rama se le agitó. Eso somos, una llama que por más que llueva no se apaga, que por muchos muros que se construyan sigue teniendo las vistas más bonitas de la ciudad. Te olvidas de poner en el suelo los pies y, te sientes mejor. Y vuelas, con el viento, con el otoño,  el invierno y todas las estaciones que se presenten en tu ventana. Y descubres un mundo mejor, alejado del ruido, viviendo en diferido sin ser ni oir. Solo vuelas. Cuando te mira. Y qué forma de mirar. Cuando su piel te roza. Y qué forma de perder las maneras, y qué manera de perder las formas. 

Y empiezas a pensar que no hay un día en que no quieras verle, y es que ya le has visto por dentro, y todavía brilla más. Y él se ha perdido en la curvatura infinita de tu cintura una noche entera. Y quieres volver a dejar que se pierda, para encontraros juntos. Y llegan los abrazos que te hacen preso, y libre. Abrazos de juntar las alas y despegar los pies del suelo, de decir te quiero con la mirada, de entenderse sin hablarse, de tenerse sin atarse. El arte de ser nosotros mismos.  Ese arte de mirarte y adivinarte.  De completarse sin entorpecerse.  De odiarse hasta que duela y de besarse hasta que cure.

La clave para ser feliz es volar y querer(te), y es compatible.

Y es que quererte a ti es lo más parecido que tengo para quererme a mi, es hacerme inmortal bailando un te quiero agarrada como un koala de tu espalda. Es taparme con tu cuerpo y mandar a la mierda las sábanas. Quererte es morir en el infierno con sobredosis de sexo y resucitar en el mismo cielo la mañana siguiente. Es saltar a una piscina llena de futuro sin miedo a guerras con el pasado. Es abrirme de piernas y follarte el corazón entero. Es que los dos seamos uno sin miedo a quedarnos solos. Es navegar encima de tus ojos ahogándome en tus pestañas mientras te salvo de las madrugadas. No se hacer otra cosa que quererte, porque queriéndote se me hace la vida más vida, y la muerte menos muerte.


                                                ''Me arrimo a la barbita que más abriga'' 



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