lunes, 29 de diciembre de 2014

Si no fue el destino, será la magia.

Ella era una chica que al principio no creía en nada, no esperaba nada de nadie, dejo de ilusionarse, vivía al día y a la noche, dejándose sorprender, era un hada alada y no pedía nada, más que vivir libre y con una sonrisa siempre en la boca.

Hasta que los labios de él la rozaron.

Él era otro chico libre, del rollo, con una historia detrás que le hacía misterioso. El chico era muy observador y una noche en la chica cantando se fijó. Él vio en ella algo que le hizo cambiar sus planes.

Ambos andaban sin buscarse pero a sabiendas de que andaban para encontrarse. Estudiaban más por verse que por vocación. Compartian las mañanas y las tardes, se hicieron uña y carne, sus pieles se necesitaban y con el primer contacto saltaron chispas. El foco de calor empezó a crecer. El frío invierno se empeñaba en separarles y ellos se empeñaban en iluminar la ciudad desde una habitación. Dandose abrazos y besos, empezaron a vivir en una canción.

‘Can’t stop’ era esa canción que mejor definiría su mundo que no podía parar de girar. Y ya podía pararse el mundo que ellos seguirían bailando, besando, volando  juntos, queriéndose libres..



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